Capítulo 32: "Explotar"

Empezamos a jugar a un juego en el que una decía una cosa que nunca había hecho y si el resto lo habían hecho tenían que beber. Lo llamamos el "yo nunca". Así a lo tonto, bebían todas. A Ainoha y a mi nos dejaron tomar un vaso de Coca-Cola, aún que al final, Ainoha también bebió un poco de alcohol. Genial. Era yo la única que no estaba bebiendo ni una gota de alcohol. Estaba orgullosa de mi misma. Después de todo... el alcohol me repugna. Seguimos riéndonos y jugando a ese juego. La cosa iba bien, bastante bien. No hacía mucho frío, por lo que mi garganta estaba bien. Dos días después de mi gran puñalada, tuvimos gimnasia. Yo aparecí en el gimnasio con el abrigo puesto, una bufanda, las manos metidas en los bolsillos y una cara de muerta que no podía con ella. En cuanto me vio, la profesora me dijo que me sentara y no hiciera gimnasia. Mejor. Pensaba que no podría salir el Sábado, pero al final estaba bien. Seguimos allí sentadas un rato. Hasta que nos empezamos a mover. La amiga de Amanda, Sandra, que a la vez también era nuestra amiga, cogió una de las botellas nuevas.
- Tía... creo que Sandra ya ha bebido mucho- me dijo Ainoha, que estaba sentada a mi lado.
- Sandra, deja ya de beber, ¿no?- le aparte la mano de las botellas.
- No... que estoy bien, déjame uno más por favor- dijo con voz lenta. Estaba mal.
- No, que no, deja la botella.
La hermana de Sara cogió la última botella que quedaba.
- ¿Pero ya os habéis bebido dos?- dijo sorprendida.
- ¡Si Sandra se ha bebido esa casi ella sola!- dijo Carol.
Ah dios. No nos habíamos dado ni cuenta. Había empezado a beber mucho y no la habíamos parado. Terminaba un vaso y se echaba otro. Espero que eso no fuera a tener repercusiones más tarde.
- Venga, deja de beber ya, vamos a dar un paseo- le dije mientras la levantaba y la alejaba del alcohol.
- ¡Que no! Una más, una más- decía con un vaso en la mano mientras yo me la llevaba medio a cuestas.
Tiraba de ella y no caminaba. Al final tiró el vaso al suelo y se fue conmigo. Tenía que pasarle un brazo por detrás de la espalda para evitar que se callese. Iba mal. Muy mal. Pero se reía y hacía el tonto, así que no me preocupé. Me decía que me quería y me daba abrazos con voz de borracha. Estuvimos al fondo del descampado, donde había una cuerda de eslabones en la que Amanda y Sara se estaban sacando fotos. Llego Lucía que, aún que no había bebido mucho, le estaba sentando mal porque nunca lo hacía. Nos sacamos unas fotos y nos seguimos riendo. Pero había un problema. Cada vez nos costaba más sostener a Sandra. La hermana de Sara llegó y se la llevo a andar y hacer respiraciones que, según ella, era lo mejor para bajar la borrachera. Seguimos por ahí, hablando y dando vueltas. Sara estaba bien, había bebido pero muy poco, de Amanda no sabía casi nada, también había bebido pero no se le notaba. Lucía estaba sentada donde habíamos empezado la noche, estaba algo mareada pero estaba bien. Carol estaba con su novio y un par de amigos de él, pero no estaba bien. Y Sandra... no paraba de dar vueltas con la hermana de Sara. Cada vez nos preocupábamos más. Sandra ya no se reía, solo se apoyaba en la hermana de Sara y daba vueltas a su cabeza. Nos reunimos todos en la cuerda de eslabones. La noche se estaba poniendo fea. Sandra seguía sin despejar y ya había pasado un rato largo. Empezó a llover. Bajamos una pequeña cuesta y nos pusimos debajo de un solar en el que había una farola. De repente, Sandra se derrumbó en el suelo y comenzó a vomitar. Yo estaba hablando con Ainoha y Juan, el novio de Carol, que no daban crédito a lo mal que se estaban comportando todas con Sandra dado el estado en el que se encontraba. Nos giramos de repente. Juan y yo corrimos hacia ella. Juan la levantó para que no se siguiera vomitando encima y yo le aparté el pelo de la cara. El resto ni se acercó. Solo se limitaron a emitir una especia de arcadas producidas por el asco que les daba lo ocurrido. Yo empecé a gritar.
- ¡Pero es que encima no os riáis! ¡Que parece que os interesa más liaros unos cigarros que ayudar a una amiga!
Las sonrisas se quitaron. Amanda se acercó y le ató el pelo a Sandra. Acto seguido, la sentamos en un bordillo con la cabeza echada hacia atrás.
- Sandra, respira, ¿vale? Respira, no pasa nada- le dije.
Estaba muy preocupada. Volví a donde Ainoha que estaba con Lucía. Las dos estaban muy nerviosas.
- Es que yo no puedo ver eso Casandra, por dios... -me dijo Ainoha con cara de querer llorar.
- No pasa nada, no pasa nada, se le ha ido un poco de las manos, eso es todo.
La abracé. Lucía también se estaba preocupando. Carol estaba a lo suyo con su novio. Amanda dejó a Sandra a un lado y siguió a lo suyo con la hermana de Sara, con la que había hecho muy buenas migas. Sara no sabía que hacer. Tres chicos amigos de Juan estaban presentes también. Esa noche se nos iba de las manos, lo que no sabíamos era hasta que punto.

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