Capítulo 39: "Día especial"

Doce de la noche. Empiezan los mensajes, los comentarios vía redes sociales, los vídeos dedicados... Hugo fue el único que me hizo un vídeo. Muy bonito por cierto. Me gustó mucho, hasta lloré. Tablones, fotos, dedicatorias... una pequeña locura nocturna. Me fui feliz a dormir. A la mañana siguiente me levanté. Feliz también. Desayuné. Mi familia pasó por mi lado vente veces y ninguno me felicitó. Uy que bien... estaba empezando a rallarme. De verdad. ¿Enserio no se acordaban de mi cumpleaños? Mi hermana seguía sin hablarme así que lo vi un poco normal, mi madre andaba ajetreada de un lado a otro y mi padre todavía no se había levantado. Me sorprendió mucho que fuese mi hermano el que me puso una mano en la espalda y me dijo:
- Felicidades.
- Gracias.
No pude evitar sonreír y respirar de alivio. Al rato mi madre se me acercó, me abrazó y me felicitó. Luego lo hizo mi padre. Mi hermana no se digno ni a decirme un simple felicidades. En todo el día. Estas cosas las guardaré siempre por muy tonterías que sean. A veces, los pequeños detalles son los que han más daño.
Bajé las escaleras. Sara me esperaba dentro del portal. En cuanto me vio esbozó una sonrisa. Intuí al instante que este año si se había acordado. Me dio una abrazo tremendo y me felicitó.
- ¡Gracias!
Ya estaba feliz. La cosa iba muy bien. Llegué a clase y el resto de las chicas me felicitaron. Ainoha, Lucía, Carol y todos los chicos a los cuales conozco de toda la vida que se acordaban de mi cumpleaños.
- Esta tarde va a ser genial.
- ¡No hace falta que lo jures!
Durante toda la mañana me felicitó mucha gente. Hasta él me había felicitado por un tweet indirecto. Patético. No Casandra. Céntrate. Es tu día, tú importas. No pienses más. Quedamos y lo dejamos todo listo para que la tarde saliera perfecta. Daríamos una vuelta, iríamos a tomar algo y luego cenaríamos y nos lo pasaríamos bien en el local. Iba a ser tan genial.
Cinco de la tarde. A punto de estar lista. Llegan Sara, Ainoha y Lucía. Les abro la puerta. Entran corriendo a mi habitación y me tiran unos regalos a la cama.
- Cámbiate.
- Em... ¿qué?
- Que te cambies, vamos, rápido.
Abro los regalos. En los paquetes hay una falda elástica azul, una camiseta blanca con rayas azules de tela fina y un poco holgada y un pañuelo largo de color marrón claro.
- ¡¿Enserio?!- miro la falda.- Mi madre va a flipar con esta falda.
- Venga, no me jodas, ¡cámbiate que queremos ver como te queda!- dice Lucía.
Ya llevaba otra falda puesta así que me la quito y me pongo la nueva. Arriba me había puesto una camiseta básica de color gris así que la camiseta nueva, como es de tela fina, me la pongo por encima. Me colocan el resto de camiseta por dentro de la falda y, al final, saco la camiseta un poco.
- Madre de Dios, buenorra.
- Voy a mirarme al espejo.
Entro en la habitación de mis padres y me miro. Me quedo patidifusa. "¿Enserio?" Parecía como más mayor, un look más juvenil. Me quedaba realmente bien. Era diferente.
- ¡Mira mamá!
- Oh que guapa.
Sonrío y me voy de nuevo a la habitación.
- ¡Gracias chicas!
Recojo los paquetes y dejo el pañuelo en la cama. Ainoha me da una cartulina negra, grande y con muchas fotos. La ha hecho ella pero también sale más gente en alguna foto. Es genial. Dos besos.
- ¿Quién más tiene que venir?
- Hugo, Amanda y su amiga, Laura, están en el centro comercial, llegarán en menos de una hora.
- ¿Y Carol y los chicos?
- Carol ya debería de estar aquí y estos dos mangantes todavía no sé si vendrán, luego les llamo.
- Perfecto entonces.
Carol llegó más tarde. Dejé la tarta en casa y nos fuimos a un parquecito que hay al lado de mi casa a esperar a que acabara de llegar la gente. Nos sentamos en un banco y Carol me dio su regalo.
- Oh, que será, que será-dije en tono irónico. Sabía de sobra lo que era.
- Quién sabe.
Una colonia. Era obvio. Lleva tres años regalándome colonias. Pero no me quejo, para nada. Al contrario, yo la animo. Me hace grandes favores comprándome colonias por mi cumpleaños. Más maja ella.
- ¡Que bien huele!- me echo un poco por el cuello.
Aparecen Amanda, Laura y Hugo. Era la primera vez que veía a Hugo desde que le aclaré que todo se había acabado. Me puse un poco nerviosa. Más que nada por el "qué pasará." Abracé a Amanda y Lucía y le di dos besos a Hugo. Ellas me dieron su regalo.
- ¡El libro que quería!- las abracé.
Era uno de los libros de un escritor que me gusta mucho. Es uno de los que me faltan por leer así que me puse muy contenta.
- Las conversaciones de Tuenti chica, que sirven para mucho- me dijo Amanda.
Se marginaron en dos grupos. Sara, Amanda y Laura sentadas en un banco y Hugo, Lucía, Ainoha y Carol de pie unos metros más allá. Yo andaba todo el rato de un lado para otro.
- Pero, ¿por qué no os juntáis?
Me costó un rato que se juntaran y estuviéramos todos juntos y no desperdigados por ahí. -
- Toma- Hugo me enseña una bolsa.
- Ah, voy.
Sacó el paquete de la bolsa. Lo abro. Es un jersey blanco a rayas azules. ¿Qué les ha dado con las rayas azules y blancas? Pero me gusta. Es muy suave, con pequeños agujeritos.
- Ay, me encanta- me lo froto por la mejilla.- Es muy abrazable.
- Ves, te dije que le iba a gustar- le dijo Amanda a Hugo.
Me reí. Guardé todos los regalos en una bolsa. La tarde no iba mal. Los dos chicos, los de toda la vida, al final vendrían. Uno llegó antes que el otro. Nos fuimos a tomar algo. Eramos muchos y tuvimos que juntar alguna mesa. Puf, demasiado agobio. No paraba de pensar. Y lo que quedaba.