Capítulo 13: "No existen los imposibles"

Subo las escaleras. Saco las llaves. Sonrío. Me paso las manos por la cara y respiro hondo. Meto la llave en la cerradura y abro.
- ¡Hola!- mi padre está justo en frente de la puerta. Me da un beso.
- ¿A dónde has ido?
- He ido a ayudar a colocar el local a Carol. Al final vamos a cenar allí porque somos muchas.
- ¿Cómo muchas?- dice mi madre desde la cocina. Me acerco a allí cojo un vaso de agua para beber un poco de agua.
- Ya sabes: Sara, Ainoha, Lucía, Carol y yo.
- Ah, vale. Nosotros vamos al pueblo.
- Bueno, yo no duermo aquí.
Y salgo de la cocina. Nerviosa. Como si por algún casual al verme ellos tuvieran que saber con quién he estado y qué he hecho. Entro en mi habitación. Me quito la chaqueta y tiro las llaves y el móvil a la cama. Saco la silla de debajo del escritorio y me siento a mi manera. Con la espalda apoyada en el armario y los pies en la cama vacía de mi hermana. Miro al frente. Sonrío. ¿Cuántas veces sonrío al día últimamente? Incontables. Me sentía genial y a la vez nerviosa. La de cosas que pueden pasar en unos pocos días. Cojo el mp3 pero un grito desde la cocina me hace dejarlo donde estaba. A comer. Fue la comida más corta de mi vida. No escuché a nadie, no miré la tele...solo me acordaba de él. Quería terminar rápido para poder estar con él.
Ducha. Ducha de pensamientos y sonrisas debajo del agua. Que tonta me sentía. Pero una tonta contenta. Justo al salir del baño suena el teléfono fijo.
- ¿Si?
- Casandra, soy Carol. Que en vez de pasarte a las cuatro y media vamos a en punto.
- ¿Cómo? Ni de coña, no me da tiempo. Son casi las cuatro y acabo de salir de la ducha- de repente se pone él al teléfono.
- Vas a salir a las cuatro, ¿verdad que si?
Sonrío.
- Pues no, porque no me va a dar tiempo. Así que no insistas.
Después de discutir un poco logré dejar la hora como estaba. Sinceramente, no me daría tiempo. Además ya había quedado con Sara a las cuatro y media y pasaba de cambiarle la hora. Que por cierto se acababa de enterar de todo el temita. Ahora. Increíble. Tampoco se muy bien los motivos del por qué no se lo conté. Pero daba igual. Ya le pedí una especie de perdón. Quizá se lo debería de haber contado. Ahora no quiero pensarlo. Lo sabe y punto. Ahora tenía otra incógnita muy grande. ¿Qué me pongo? Yo y mis incógnitas importantisimas. Soy muy desastre para estas cosas. Me pongo nerviosa por nada y no me doy decidido. Si al final siempre me acabo poniendo lo mismo. Como me gusta complicarme. Cuantas veces lo tendré que decir. Zapatos tipo "conver" bajos de cuadros azules, blancos...pantalón vaquero claro que, según Sara, me realza la figura, y camiseta blanca con letras azules. Está loca. En algo menos de treinta minutos ya estoy lista. Que nervios más tontos joder. Diez minutos antes de y media suena el telefonillo. Es Sara. Bajo con la mochila de ropa. Que no se me olvide de que hoy duermo con Carol.
- Hola- hacia ya tres días que no nos veíamos.
Estuvimos hablando un rato, entre otras muchas cosas, del tema que le interesaba tanto a ella como a mi. Eran casi y media. Decicidimos ir caminando despacio hasta la salida de la calle para ver si les veíamos. Carol vendría con él. Justo al llegar al fondo de la calle aparecieron. Sonrío. Me sonríe. Sara le saluda y le da dos besos.
- Tenemos que ir al cuartel, he quedado allí con estos a las cinco. Pararemos en la casa de la cultura hasta esa hora- dice Carol.
Siempre lo hacemos. Como hay wi-fi no salimos de ahí casi nunca. Una pena que yo no tenga wi-fi en el móvil. Soy la única que está siempre mirando las alpabardas mientras ellas se conectan. Llegamos allí y nos sentamos en las escaleras. Sara se sienta a mi lado, Carol unos escalones más abajo.
- ¡Pero deja al chabal que se siente al lado de Casandra mujer!
- Ay perdón, perdón- dice Sara mientras se separa lo suficiente de mi como para que él se siente a mi lado.
Me río. Son de lo que no hay. Se sienta a mi lado. Me quito la mochila de la espalda y la dejo en el escalón, a mi lado. Llevo desde primero de la E.S.O con la misma mochila. Estoy en cuatro. No le he cogido asco ni nada. Está ya un poco vieja pero me gusta igual. Miro al frente. Suspiro. Carol ya está con el wi-fi. La miro. De repente él busca mi mano. Sonrío. Le ayudo a encontrarla y las entrelazamos. Le miro. Me mira. Es todo tan increíble. Nunca me lo hubiera imaginado. Él y yo. Manos entrelazadas. Mirándonos a los ojos como dos bobos. Seremos dos bobos. Pero nos queremos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario