Capítulo 8: "A toda mecha"

Llegan las tres de la tarde. Mi hermano está terminando de comer. Hace rato que llegó de clase. Último año de un módulo de grado superior. Deliniante. Después de dos años sin estudiar. Mi madre está orgullosa de él. Me voy a dar una ducha. La que igual se iba al pueblo se ha ido, así que solo he quedado con Sara y Ainoha. Bueno y con quien me encuentre. Abro el agua caliente a tope y solo un cuarto del grifo del agua fría. Me gustan las duchas largas de agua muy caliente. Aun que mis padres siempre me echen la bronca por ello. Enciendo el mp3 y subo el volumen de la canción. Una lenta. Agua caliente y música. Lo mejor que hay para relajarse. Por eso me paso tanto tiempo dentro. Es mi único momento de completa paz. Nadie me puede molestar. Puedo pensar todo lo que quiera con detenimiento, llorar sin tener que secarme las lagrimas por si alguien me ve...que paz. Después de veinte minutos apago la música y salgo. Pongo la ropa sucia al lado de la lavadora y vuelvo al baño. Abro la ventana. Está todo lleno de vapor. Recojo las toallas del suelo y quito con un poco de agua la espuma que ha quedado en el suelo de la ducha. Después me quito la toalla del pelo y lo peino. Esto me lleva un minuto. Mi pelo es muy fácil de peinar. Lo miro. Necesito un corte. Las planchas me lo destrozan. Vuelvo a la habitación y abro el armario. Unos vaqueros rotos, una básica negra y unas bailarinas del mismo color bastarán. Me visto despacio. Recojo el albornoz y lo llevo a su sitio. Enchufo el secador, cierro la puerta y empiezo a secarlo con el aire caliente a tope. Una vez seco, lo peino con la raya al lado para poder alisarlo. Pongo las planchas a calentar mientras me echo colonia y me pongo las pulseras y el collar con una moneda noruega y una chapa de Coca-Cola. La luz deja de parpadear. Están listas. Aliso el lado izquierdo y a continuación el lado derecho. Diez minutos. Lo peino hacia atrás y hago ademan de ponerme la raya en el medio, pero al ver lo suave y suelto que me ha quedado decido dejarlo como está. Con el pelo suelto y hacia atrás aparento más años. Me queda mejor. Llevaré las gafas de sol sujetándolo. Cojo la raya del ojo. Pinto la de abajo y la de arriba. Creerme, como yo me pinto es de lo más disimulado que hay en comparación con el resto de las chicas. Pinto mis pestañas de blanco y luego de negro. El rimel se está acabando así que si no quiero usarlo para nada es necesaria la capa blanca. Tengo que comprar uno nuevo. Y lista. Esto es lo máximo que se puede sacar de mi. Me miro al espejo. Miro mi pelo, mis ojos. Sonrío. Me pongo una chaqueta de Pull & Bear de la que estoy completamente enamorada desde el día en que la vi. Meto unas gafas estilo Ray Ban rojas que no son Ray Ban ni son nada en el bolsillo de dentro de la chaqueta. Las compré en un concierto.
Salgo a la calle. Hace aire. Me abrocho la chaqueta. Sara está abajo.
- Joder, que frío hace, ¿no?
- Un poco sí.
Caminamos hacia la casa de la cultura que está al lado del colegio de primaria. Allí hemos quedado con Ainoha. Llegamos y nos sentamos en las escaleras. Yo me siento en un escalón y pongo los pies dos escalones más abajo.
- Dios, estoy muerta.
- ¿De qué?
- No sé, de hacer el vago.
Nos reímos. Con Ainoha son todo risas. Todo el día. Charlamos un rato y decidimos ir a por unas gominolas. Ainoha me ayuda a levantarme. Me sacudo el pantalón y vamos. Miro cuanto dinero tengo. Un euro. Me compraré una bolsa de pelotazos. Últimamente no como otra cosa. Compramos y nos volvemos a dar una vuelta. Cae la noche. El Otoño llega. Cada día se hace de noche más pronto. Nos sentamos en un banco. Están saliendo las primeras estrellas. Me quedo mirándolas y pensando cuando de repente aparece Lucas.
- ¡Lucas! - grita Ainoha. - Ven, ven.
- ¿Qué tal chicas? - me mira y le miro. Bajo la cabeza y le contesto.
- Bien.
Sara entra en la conversación.
- ¿Qué haces por aquí a estas horas?
- Me iba para casa - se sienta a mi lado. Me pone una mano en la rodilla. - Y tú qué, ¿me has echado mucho de menos?
Me quedo mirándole con los ojos muy abiertos y miro hacia delante de nuevo.
- Uy sí, una cosa loca.
Todos nos reímos.
- Aquí hay amor eh. - dice Ainoha mientras hace un corazón con las manos.
Le pego un puñetazo en el brazo. Después de echarnos unas risas volvemos a casa. Ainoha sube arriba y Sara, Lucas y yo vamos por la dirección contraria. Sara sigue recto en el paso de cebra, nosotros dos cruzamos.
- Luego hablamos Sara.
Lucas y yo nos paramos en mi portal.
- Bueno, nos vemos el Lunes entonces.
Se acerca a mí.
- Casandra, tengo que decirte algo.
De repente baja mi hermano con el perro. Me separo de Lucas.
- Bueno, lo dicho que nos vemos el Lunes eh. - digo con las palabras entrecortadas. - ¡Chao!
Subo las escaleras corriendo y me paro en el primero. Resoplo. Salvada por la campana. Que pillada más grande. Recupero el aliento y subo a casa. Meto la llave en la cerradura y entro directa a mi habitación. Enciendo la luz y dejo la puerta cerrada detrás de mí. Resoplo de nuevo. Lo mejor está por venir.

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