Capítulo 19: "La pescadilla que se muerde la cola"

Ya, Casandra, ¿por qué siempre te equivocas tanto? Es que rebobino y me tengo que reír de mi misma. Y ahora os preguntaréis, ¿esta mujer es tonta? Pues sí. Para qué negarlo. Pero no siempre es por mi culpa eh... Que conste. Ahora viene el por qué. Relax.
El Lunes después del berrinche entre hermanas con la colaboración de mi padre, después de escribir y liberarme, me conecté de nuevo. Y apareció. Siempre aparece. Me habló y dijo textualmente: "¿quieres hablar?". ¿Desde cuándo la gente pide permiso para hablar? En fin, le dije que si, que estaba realmente bien y le conté el problema. Parecía que la cosa iba mejorando. Poco a poco. Acabamos la noche bien. Al día siguiente no hablamos, pero al tercero se volvió a torcer. Siempre tiene que sacar el temita de si estoy bien o mal. Que solo yo se como estoy. Tú no. Siempre preguntando si me pasa algo y nunca me pasa nada. Parece que quiere que me pase algo para poder estar ahí. No hace falta, gracias. Sin ironías eh. Total, Miércoles mal. Jueves se soluciona. Viernes. ¡Bendito Viernes! Fui a dormir a casa de Sara con Amanda. ¡Que noche! Nos acostamos a las ocho de la mañana. Fue genial. Hacía mucho que no dormíamos juntas y teníamos que aprovechar el tiempo perdido. Lo pasamos realmente bien. Estuvimos por la tarde en la calle, fuimos a por la cena, cenamos y el resto ordenador. Lo típico. Fue estupendo. Hablé con él. Unos diez minutos por la BlackBerry de Sara. Fue... bien. Es la verdad. No hubo nada así raro. No recuerdo bien si fue el Sábado, Domingo o Lunes cuando se jodió todo de nuevo. Esto era ya un cachondeo. Dos días bien. Uno hablábamos y el otro no. Al tercero se jodía todo de nuevo. ¿Cuánto tiempo más íbamos a estar así? Porque yo no pienso aguantar mucho. No es muy difícil entender que después de lo que ha pasado no se puede volver a hablar como si nada. Así, como si todo fuera genial y magnífico. Igual que una persona que lleva años sin hablarse con otra y de repente se hacen ultra mega amigas. Llevas años sin hablarle... las cosas poco a poco, ¿no? Tampoco puede pretender que siempre me pase algo. Si estamos hablando, estamos hablando. ¿Por qué siempre tiene que saltar con la preguntita? "Te noto rara, ¿estás bien?" ¡Estoy bien! Si en vez de perder el tiempo en estas tonterías intentaras mantener una conversación normal y corriente sabrías que he sacado un seis y medio en el examen de matemáticas, que lo más probable es que vaya con Sara a ver a nuestro grupo favorito a Madrid, que será su regalo de cumpleaños, que estoy feliz por ello, que he acabado los exámenes esta semana pero que las dos siguientes van a ser de pena, que voy a ir al cine el Miércoles... pero, ¿a que no lo sabes? En fin... esta vez parece como... ¿la definitiva? Dios, que mal, ¿no? Después de todo y nos vamos a quedar enfadados. Pues nada. Que así sea. Pero yo ya he puesto punto y final. Se acabo. Se acabo y no va a volver. Yo siempre he dicho que si me iba me iba para no volver. Y así lo voy a hacer. Con todas las cosas de mi vida que tenga que abandonar. ¿Para que tropezar con la misma piedra sabiendo que te caerás? Es tontería. Muy tontería. Punto final. La verdad es que no se exactamente a que le estoy poniendo punto y final pero mejor tenerlo ahí.
Por lo demás, aun que se empeñen en que sea lo contrario, estoy bien. Muy bien. Esta semana ha sido de alegrías y sonrisas. Lo del concierto, lo de mi examen de matemáticas... Realmente bien. La siguiente iba a ser un poco liosa. El Lunes teníamos clase, el Martes no, el Miércoles sí, el Jueves no y el Viernes sí. Lo que viene siendo uno sí, uno no. Menos el Miércoles, el Lunes y Viernes tenía examen. Ya podían poner semana blanca. Se acerca la Navidad señoras y señores... Probablemente sea una de las épocas que más me gustan del año. La nieve, los regalos, las luces, las cenas famili... Bueno, eso lleva ya un par de años sin ser lo mismo. Cierto es que en estas épocas te vienen muchos recuerdos a la mente y es aquí cuando más echas de menos a esa gente que falta. Importa, pero hay que estar bien. Sonríe por los que no están. Recuerdalos, es el mejor regalo que les puedes hacer. Dejemoslo. Será mejor.
- ¡Que no me pintes la mesa!
- Bueno, bueno, que más da si es tiza hijo.
Le pone muy nervioso que le pinte la mesa.
- Pero deja al pobre Lucas mujer, demuestrale tu amor por él de otra manera, ¿no?
- Ainoha, tu cállate.
Si es que no se puede estar callada. En el fondo nos reímos. Miro al frente de nuevo. Hoy no tengo tanto sueño como la semana pasada. Anoche me acosté no muy tarde. Es un Lunes raro. El profesor vuelve a escribir en la pizarra. Y yo me vuelvo a dar la vuelta pero esta vez para hablar con Miguel. Miguel es el que se sienta detrás mía. También de toda la vida.
- Bueno, ¿qué tal Miguel?- digo recalcando su nombre.
Miro a Lucas y me rio. Me mira y hace lo mismo.
- Bien, pero déjame copiar que no veo.
- Perdón, perdón.
- No te quiere. ¿No ves que soy yo el único aquí que te quiere?
- Ja, ja, ja. ¡Mentira! Que Ainoha también me quiere- me acerco a ella y le intento dar un beso.
- ¡Pero quitaaaaaaaa!
Nos reímos.
- Lo ves- dice con una sonrisa en la cara.
Será imbécil. Y esta, ¿por qué no me da el beso? Que asquerosa. Nos reímos aún más. No si al final será verdad que un clavo saca a otro clavo. Pero mucho mejor si el hueco esta libre y ese otro clavo puede entrar sin problemas, ¿verdad? Si no es que es un lío de cosas. El capítulo se cierra, pero la novela continúa.

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