Capítulo 42: "Hasta nunca"

No nos tratamos bien. Pero nada bien. Ni él me comprendió ni yo le comprendí a él. Nos echamos muchas cosas en cara, dijimos un montón de barbaridades. No me creo que hayamos acabado así. Me arrastré un montón. Cuantos fallos seguidos, joder. Parecía una dependiente de su existencia. No lo soy. Al final las cosas se nos fueron mucho de las manos. A los dos. Esta idea ya la había estado pensando pero no me creía capaz de llevarla acabo pero... sorprendentemente lo hice.
- ¿Sabes qué? Que esta niñata se va para no volver.
-Yo no he dicho eso.
Antes de que pudiera casi leer sus últimas palabras hacia mi lo borré de Tuenti, lo bloqueé, lo dejé de seguir en Twitter y lo bloqueé de nuevo. Puf. Ya, como si fuera tan fácil. Unos cuantos clicks y se acabó todo. Que sencillo parecía.
- Tamara... lo he hecho.
- No me gusta para nada que acabéis así...
- Creo que es lo mejor para mí, olvidarme de él de una maldita vez. Pero por completo.
Vale, sí, ¿y ahora qué? Ahora nada. No quería saber nada más de él en la vida. Por el momento. Ya me he hecho sufrir demasiado a mi misma. De verdad os lo digo que soy tonta. Me fui a dormir. ¿Qué otra cosa podía hacer?
No sé ni como me levanté por la mañana. Me dolía todo. Creo que algo se estaba apagando dentro de mi. Sin fuerzas, sin ganas, pero aliviada. Ese vacío que sentía dentro se antojaba bastante cómodo. La sensación de haber hecho lo correcto se apoderaba de mi casi sin darme cuenta. Mejor. "Menos mal que tengo a mis amigas." Atentos, porque las desgracias nunca vienen solas. Por lo menos las mías.
Cuarta hora. Salimos del laboratorio. Me acerco a Lucía que está en la puerta de su clase.
- Tía, Ainoha está muy rara conmigo, ¿tú sabes qué le pasa?
- No... ni idea.
Sus ojos. Miente.
- Lucía...
- Es que... -se empezó a poner muy nerviosa.- No, no, prometí que no lo diría y no te lo puedo decir.
- Venga, Lucía no me jodas, ¿qué es lo que pasa?
- Que no, que no, que no te lo puedo decir Casandra, de verdad.
Se me encendió la bombilla. La verdad, ya llevaba parpadeando un rato. La miré a los ojos.
- Le gusta Hugo, ¿verdad?
- Y a él ella.
Nos cambió el semblante por completo. Resoplidos. Uno tras de otro. Era lo que me faltaba para completar la colección de "putadas a Casandra."
- Pero por favor, Cas, no les digas que te lo he contado que me matan. Prometí que no lo diría y lo he hecho así que debo de ser una mala amiga por haber roto mi promesa...
- Eh, eh, eso no lo digas ni en broma. Además, he sido yo la que lo ha dicho. Cuéntame, ¿desde cuándo? Desde mi cumpleaños, ¿a que sí?
- Pues sí. Carol los juntó.
- Claro... por eso va a ir el viernes al pueblo de Hugo con Ainoha.
- Ella no te lo quería contar hasta que se liasen porque dice que sino, no lo haría, y como quiere hacerlo...
- ¿Qué? Estoy flipando. Vale que haga con su vida lo que le de la real gana pero, ¿decir eso? ¿Qué clase de amiga es que le importa más liarse con un tío que acaba de conocer que la amistad de la que ha estado con ella desde los tres años?
- Lo sé, yo ya les he dicho que son unas putas egoístas y a ella que debería de contártelo antes de hacerlo.
- Si lo oculta es que la conciencia muy tranquila no la tiene.
- Bueno, tú estate normal con ella, por favor te lo pido.
- Lo intentaré, tantas cosas son difíciles de tragar.
Entré en clase. Lectura. Mejor, poco hablar. Compartí libro con Ainoha. Obviamente yo no paraba de darle vueltas a la cabeza y en algún momento mis ojos se empaparon de lágrimas que pronto hice desaparecer. Ya sabéis que tengo tendencia a recordar todo lo malo que ocurre en mi vida cuando algo no marcha bien. Ella se dio cuenta de que algo no iba bien.
- ¿Te pasa algo?
- La barriga, que me duele...
Mentira. No... no podía mirarle a la cara. Para qué, si solo es una persona más a la que le importo una mierda. Me hundí, otra vez. El echo de que fuera a quedar con Hugo me daba exactamente igual. Yo hacía tiempo que no sentía nada por él y hacía tiempo que se lo había dejado claro. Eso solucionado. Por desgracia, estaba enamorada de otro. Lo que realmente me hacía daño era su comportamiento. Mi amiga... joder, mi puta amiga. La que me abrazó mientras lloraba, la que me intentó subir cuando toqué fondo, la que me pedía que sonriera. Una amiga propiamente dicha. ¿Y ahora? ¿Qué iba a pasar? Eso no tenía buena pinta. No iba a terminar bien. Tocó el timbre. Después de hacer unas cosas fui a ver a Lucía.
- Tía, me cago en mi madre, que Ainoha me ha dicho que estás rara con ella.
- Que no puedo tía, que es superior a mí. Es mucha mierda junta joder. Mira como tiemblo.
Se rió.
- Ahora en serio. Estate normal.
- Te juro que lo intento. Te lo juro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario