Capítulo 40: "Nunca digas nunca"

De risas, de buenas, tomando algo. A veces me quedaba mirando a un punto fijo y pensando en lo que no tenía que pensar, en quien no debía pensar. Hugo, que estaba en frente mía, se percató y vocalizó un: "¿qué te pasa?", al que yo me limité a contestar: "nada" y sonreír. Ainoha estaba a mi derecha. Sabía lo que me pasaba.
- Mira tu móvil- me dijo.
Saqué el móvil del bolsillo de mi chaqueta. Mensaje nuevo: "sonríe, diviértete y pasa del mundo. Te quiero." Era de ella. Cerré el móvil y le di un beso.
- Tienes razón- me pasé las manos por la cara y sonreí de nuevo.- Es mi día.
Después de pagar y salir del bar, el segundo chico de toda la vida me llamó.
- ¿Dónde estáis?
- Ahora mismo voy con Sara y Lucía a por la tarta a mi casa y nos vamos al local, ¿al final vienes?
- Sí, me ducho y voy.
- ¡Perfecto! Te esperamos allí entonces- cuelgo.- Chicas, viene Pablo.
- ¿Sí? ¡Yuhu!
- Así nos alegra la vista.
- ¡Sara!
- ¿Qué? ¡Es la verdad!
- Hombre, no podemos negar que Pablo es el mejor de nuestra generación... pero yo sería incapaz de tener algo con él, es que es de toda la vida.
- Ya, pero sino, ¡no habría problema!
Nos reímos. Volvimos al local con la tarta. Justo cuando íbamos a entrar, apareció una moto al principio de la calle.
- Ay, Cas, que viene hacia aquí- dijo Sara agarrándome el brazo.
- ¡Pero si es Pablo!
Las tres suspiramos. Al principio no lo habíamos reconocido. Hace tan poco tiempo que tiene la moto que todavía no nos hemos acostumbrado. De repente, Carol sale del portal para que Pablo pueda guardar su moto en el garaje.
- Hola chicas- pasa delante de nosotras subiendo a la acerca con el motor apagado.
- Como me pone la moto- digo sin parar de mirarlo.
- ¡Casandra!- Lucía me empuja un poco y entramos en el portal.
- ¡Es que es verdad!- subimos las escaleras.- Motos y tatuajes, mi perdición. ¡De toda la vida!
Sara se ríe. Llegamos y saludamos al resto. Guardo la tarta en la nevera y me quito el abrigo. Quiero lucir modelito nuevo.
- Guille, ha venido Pablo.
- ¿No jodas?
- Sí, está abajo guardando la moto, ahora sube.
Pobre, entre tanta chica y con solo un chico al que no conoce, necesita a su amigo de toda la vida. Unos minutos más tarde y ya estamos todos en el local. Antes de cenar, nos ponemos a jugar al Twister. Yo era la que movía el tablero. Que risas, que vistas, que posturas. Había música de fondo. Se estaba bien. Quizá hiciera un poco de frío. Después de un par de partidas, empezamos a preparar la cena. Después de cenar nos pusimos a hacer el tonto por el local. Hubo un momento en el que me quedé a solas con Sara en el baño, desde el cual se veía todo el local, si abres la puerta claro está-
- Hey, mira a esos dos.
- ¿Quiénes?
- Hugo y Ainoha. Parece que han hecho buenas migas, ¿no crees?
- Venga, ¿enserio?
- ¿Te imaginas?- la miro.
- Pues no, Ainoha es tu amiga y sería incapaz de hacerte un cosa así.
- Lo sé- acto seguido nos reímos de la estupidez.
Seguimos sacándonos fotos y jugando a juegos. Comimos la tarta y nos sentamos en un corro a charlar. A eso de las diez y media, Guille y Pablo se fueron. Algo más tarde, no mucho, empezamos a recoger los demás. Salimos del local. Nos despedimos de Amanda y Laura que se iban a que las vinieran a recoger a la plaza.
- ¿Te acompañamos?- dice Hugo.
- No, no. Me va a acompañar Sara que le pilla de camino, gracias.
Me despido de él con os besos, de Ainoha y de Carol. Nos vamos cada uno por nuestro lado.
- Sara, ¿sabes? Esta noche me he dado cuenta de una cosa.
- Sorpréndeme.
- Me he dado cuenta de que no me gusta Hugo para nada. A ver, que ya no me gustaba desde que decidí eso, pero me he dado cuenta a ciencia cierta esta noche.
- ¿Y eso?
- Pues no sé, lo he estado mirando durante la tarde y todo lo que ha dicho y hecho pues... ¡es que no es mi tipo para nada tía!- las dos nos reímos.
- Pues me alegro de que lo tengas claro.
- Y yo. Parece que voy avanzando. Ya he olvidado a uno, ahora me queda otro.

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